15 de febrero de 2012

¿Kindle o Papyre?

Es cierto que la existencia del programa Calibre permite la conversión fácil de libros en muy distintos formatos, de tal forma que pocos escapan, con excepciones como la del azw de Amazon, a ser transformados para usarlos en cualquier dispositivo, pero la persona a quien pretendía regalarle el nuevo Kindle no maneja ni quiere manejar nada que requiera de lentas averiguaciones ni múltiples programas y está harta de pasarse el día frente a la pantalla trabajando. Además, le sería imposible pasar los libros comprados en Amazon a otro lector, si en el futuro quisiera cambiar de marca, con lo que se vería obligada a comprarlos de nuevo en otro formato o a depender de la misma empresa para siempre. De hecho, sólo quería un lector si, como yo le aseguraba, iba a hacerle la vida más fácil. 

A la imposibilidad del Kindle de leer el epub, aunque sí el estándar americano mobi al parecer en retroceso, formatos que pueden transformarse más fácilmente o llevarse a otros lectores, se suma la reciente retirada del botón de búsqueda y compra directa de la aplicación de Kindle para los dispositivos de Apple, desde donde podían adquirirse los libros de la tienda Amazon, superando en parte el escollo de su particular formato de venta. Al verse forzados a quitar este botón, debido a las nuevas normas de Apple, han quedado sin la opción de compra digital quienes no tenían además el Kindle, en una penosa tendencia a enroscarse en sí mismos de las distintas empresas del sector, lo que nos quita a los consumidores, en vez de darnos, posibilidades de uso y comodidad. 

Como reacción a estas guerras entre gigantes pensé en comprar el Papyre, que además es español, pero la persona a quien iba dirigido el regalo (con gustos definidos y deseosa de leer en los distintos idiomas que maneja) no encontraría lo que busca en la sección de libros extranjeros de Grammata, la tienda del Papyre, que ofrece apenas 11 libros en francés, 7 en alemán y ninguno en italiano. Por supuesto, podría buscar en las demás tiendas asociadas en Libranda, cuya oferta en lenguas europeas no está mucho mejor, o en otras tiendas extranjeras, pero la compra no resulta tan sencilla y rápida como la ofrecida por Amazon en una gran librería única con descarga directa. No es que sea complicado, pero para muchos cada paso más a la hora de adquirir un libro reduce significativamente las posibilidades de comprarlo.

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