15 de diciembre de 2015

Las biografías de Stefan Zweig

Stefan Zweig es uno de esos escritores prolíficos capaz de emocionar con muchas de sus novelas, relatos o biografías. Mi admiración por estas últimas continúa hoy en día desde mis años universitarios. Capaz de ponerse en la piel tanto de aventureros o revolucionarios como en la de artistas o filósofos, Zweig se las arregla para que sus personajes históricos nos apasionen y descubramos en ellos la importancia de sus gestas y, por paradójico que parezca, también la de sus fracasos, con esa fe en la trascendencia de las acciones humanas y los grandes propósitos que se transpira al leer sus páginas. Él nos muestra hechos admirables donde los demás no hemos sido capaz de ver gran cosa, incapaces de comprender su significado más humano y hondo, y nos lo revela con un ritmo y una narración vibrante. 

Ignoro hasta qué punto los historiadores pueden refutar las apasionadas y apasionantes biografías de Zweig, si son ingenuas, idealizadas o injustas, sospecha que me ha aguijoneado en ocasiones, pero no podrán negar la emoción ni la tensión dramática y narrativa que las jalea. Cada una de sus biografías tiene una ambientación que escoge los elementos de la época que caracterizan a su personaje sin caer nunca ni en prolijas explicaciones históricas ni en detalladas recopilaciones de sus vidas personales, para describirlos únicamente en relación a la meta que les daría el reconocimiento. Los peligros, inquietudes y esperanzas de esos hombres están siempre enmarcados en la historia, como no podía ser de otra forma, pero por alguna razón cada uno de ellos es bien distinto a los hombres de su época. Desentrañar por qué ellos y no otros, meterse en su piel, comprenderlos para intentar explicárnoslos, es lo que hizo Stefan Zweig para nosotros. 

Si había leído su Magallanes tan entusiasmado que se me olvidó tomar notas mientras leía, la relectura de Momentos estelares de la humanidad me ha vuelto a conmover. Pasaba de un personaje a otro, de un periodo de la historia a otro, de un confín de la tierra a otro, con la certeza de que la siguiente biografía novelada ya no sería capaz de mantenerme en el mismo estado de interés, aunque sólo fuera porque mi atención desvaneciera ante tanto cambio, pero cada vez que empezaba una nueva no necesitaba sino unas líneas para quedar inmerso y dejarme arrastrar por la narración. Hace falta mucho conocimiento y penetración psicológica, conjugados con un gran talento para el arte narrativo y unos ideales tan claros como el de algunos de sus biografiados, para escribir de esta manera.

1 comentario:

Penélope dijo...

Pues no sabía que los historiadores refutaban de las biografías de Zweig, según tengo entendido, él se documentaba muy bien y era muy riguroso en sus investigaciones históricas y en sus biografías.
Me ha gustado tu artículo ya que quien haya leído a Stefan Zweig ha de sentirse identificado y conmocionado.

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